Esta pregunta parece irrelevante cuando el negocio está en auge; la tendencia será hacer “como siempre se ha hecho”.
Cuando se superan los resultados esperados a corto plazo, muy pocas organizaciones se preguntan si estos son óptimos y sostenibles o evalúan si las capacidades de crecimiento y entrega de la organización estarán disponibles en el futuro.
Examinar cómo los líderes logran sus objetivos, administran su equipo e interactúan dentro de la relevancia de la organización es la base para el crecimiento futuro.

Jefes y los comandantes de galeras romanas
Los jefes que solo dan órdenes me recuerdan una escena de las galeras romanas en la película de Ben Hur. Esas galeras solían ser barcos de corto alcance diseñados para embestir a otros barcos en batalla propulsados por esclavos. Atados por cadenas usando su fuerza muscular, movían los largos remos siguiendo el ritmo de un tambor bajo las órdenes del comandante.

Estos comandantes dieron los resultados requeridos en batallas, hundiendo al enemigo, y nada más importaba. En esas circunstancias, lo único que se valoraba en los esclavos era la fuerza bruta (mientras la tenían); seguir las órdenes del comandante era la clave para sobrevivir. Una vez dirigidos hacia el objetivo, eran mortales y efectivos. La misma inercia generada en este tipo de embarcaciones hacía imposible un cambio de dirección de última hora.
Nadie trabaja con personas esclavizadas atadas con cadenas en las organizaciones. Sin embargo, persisten algunas características y similitudes con la metáfora de los comandantes de las galeras romanas.
Encontramos organizaciones donde las personas ejecutan instrucciones al ritmo impuesto por la organización, alineadas de acuerdo con las instrucciones emitidas, sin usar su cerebro, a disposición de su jefe. Aquí, las personas pueden estar presentes en el cuerpo, pero gran parte de su intelecto, corazón, talento y creatividad permanecerán desperdiciados.
En este tipo de organización, la ventaja de actuar con rapidez y no permitir el cuestionamiento genera una falsa sensación de progreso. Limita a la organización a tener un resultado totalmente dependiente de la capacidad y competencia del jefe. Alienta a las organizaciones a seguir operando en silos. Presenta serias dificultades para lograr el trabajo en equipo, innovar y transformarse convirtiéndose en campos de batalla de poder y control, donde entra en juego la lealtad al jefe, no a la organización o su propósito.
Los vikingos y los líderes que trascienden
A diferencia de los comandantes de Galeras, los líderes que trascienden se parecen más a la gestión que encontramos en las naves vikingas. Estaban comandados por líderes tribales y tripulados por seguidores guerreros, inspirados por su sentido de propósito y unidad que, bajo la clara comprensión de un objetivo común, proporcionan más que una capacidad limitada de presencia; aportan su talento, intelecto y compromiso genuino.

Con el objetivo de encontrar nuevas tierras y riquezas, descubrieron América entre el aparente salvajismo tribal que nos han vendido. Dieron paso a los países nórdicos, que hoy son un ejemplo para el mundo: envidiable estabilidad política, educación, economía y salud, entre otros, donde encontramos que construyen su futuro en torno a una visión compartida y planes a largo plazo que impactan de mane